Honda CB1000R: la moto de la escuela

Compacta es quizás la palabra que más aparece al mirar la moto. La CB1000R es una representación perfecta del género roadster: estilo limpio con la cantidad justa de carenado. La Honda presenta un faro minimalista con una luz LED adicional, pequeñas tomas de aire laterales y un cuerpo trasero reducido, con los asideros para el pasajero ingeniosamente integrados debajo. No le falta gusto, aunque se agradecería una pequeña cubierta para el motor.

Encontrarás toda la información que necesitas: velocidad y temperatura del agua a la izquierda, tacómetro en el centro y manómetro, tiempo y trayectos a la derecha.

Otro elemento es un auténtico caso de libro: un monobrazo trasero que deja ver un bonito reborde dorado apenas oculto por el silenciador Akrapovic opcional (que nos hubiera gustado un poco más ruidoso). El acabado es ejemplar y debería inspirar a algunos competidores. Una bonita pieza, ¿verdad? Honda CB1000R: la moto de la escuela

Una maniobra demasiado fácil

También podrías pensar que una 1000 cc de 222 kg no es muy maniobrable. Honda demuestra lo contrario aquí y con el neumático trasero de 180, la CB1000R te da confianza a la hora de zigzaguear entre los coches (sí, es legal en Bélgica desde el 1 de septiembre de 2011). Pasamos unos días sobre ella, con sol y lluvia, y parecía que la tuviéramos desde hace años.

El asiento es cómodo y la posición, ligeramente apoyada en las muñecas, permite llevar la moto de una curva a otra con una sonrisa en la cara. La Honda es muy estable tanto en línea recta como en las curvas, donde parece inscribirse en el ángulo correcto. Cambiar de dirección, lento o rápido, es un juego de niños y pronto superas los límites y aumentas el ritmo, una buena forma de aprender a pilotar una 1000cc.

Leyendo la ficha técnica, los 125 CV nos recuerdan a los 130 CV de la Aprilia Dorsoduro que acabamos de probar, salvo que aquí no hay opción de cartografía y dado el tiempo que hacía ya nos temíamos lo peor. ¡Ignorantes como éramos!

El motor de 4 cilindros de la CB1000R desarrolla 125 CV a 10.000 rpm, pero es mucho más utilizable que el bicilíndrico italiano. La respuesta al manillar es franca pero suave, el comportamiento del motor es uno de los más tranquilizadores que hemos podido probar en este rango de potencia: sin malas sorpresas, empuja con fuerza en todas partes pero siempre con el mismo vigor.

De forma muy contradictoria, esto es quizá lo que más le reprocharán algunos. Le falta esa pequeña alma extra, una patada en el culo que garantice el tipo de sensaciones que se esperan de un roadster badass.

No nos vamos a quejar y, al contrario, pensamos que un buen piloto podrá sacarle el máximo partido explotando al máximo su mecánica y que un piloto menos experimentado podrá disfrutar de su moto sin pasar miedo a pesar de los caballos. ¿Buscas motos de ocasión? En Crestanevada tienes las mejores motos de segunda mano del mercado.